El agua, la vida…la existencia.

Hago nuestra la poesía de Mario Benedetti.

 

Dicen que el agua será imprescindible

mucho más necesaria que el petróleo

los imperios de siempre por lo tanto

nos robarán el agua a borbotones

los regalos de bodas serán grifos

agua darán los lauros de poesía

el Nóbel brindará una catarata

y en la bolsa cotizarán las lluvias

los jubilados cobrarán goteras

los millonarios dueños del diluvio

venderán lágrimas al por mayor

un capital se medirá por litros

cada empresa tendrá su remolino

su laguna prohibida a los foráneos

su museo de lodos prestigiosos

sus postales de nieve y de rocío

y nosotros los pálidos sedientos

con la lengua reseca brindaremos

con el AGUA… on the rocks.

El agua esencia de purificación combate al virus. Nos limpia de la mugre y los pecados sociales. Nutre nuestro cuerpo, porque somos en un 70% H2O y lo demás minerales; más de dos mil millones de personas (mujeres, niños, refugiados, pueblos nativos originarios, personas con discapacidades) entre otros, no tienen acceso al agua por la falta de políticas sociales más el acaparamiento de las castas trogloditas dominantes de algunos países y regiones.

 

Es un bien, derecho indispensable para la VIDA…por siempre muy preciado; Sin ella simplemente desaparecemos como especie, sociedad, aldea global.

 

El sistema destructor capitalista imperante nos hace derrochadores, indolentes, sátrapas, abusivos. Se afirma que en los próximos 100 años necesitaríamos 30 planetas para sobrevivir por los sistemas de producción, despilfarro, glotonería pandémica. El sistema destruye a los principales seres vivientes de la naturaleza. Explota los minerales con codicia sacramentalizada por credos que consideran a los humanos como los “dueños de ella” y nos han convertido en suicidas sepultureros de nuestra propia especie. Tema acuciante descuidado es el manejo de los desechos sólidos, lixiviados, aguas servidas que contaminan suelos, vegetales, animales, quebradas, Ríos, manantiales, mares.

 

 

El acceso al agua es fundamental para la reducción de la pobreza y la salud humana; afecta la igualdad de género. Los ecosistemas y la biodiversidad dependen del agua. Nos provee de las tres cuartas partes de energía  renovable y la producción de alimentos. La Paz mundial está en relación consustancial con la propiedad y usufructo del agua. El saqueo criminal de  los recursos de las naciones pobres mantiene las viejas prácticas criminales de sometimiento, chantaje, usurpación, conquista de territorios como en nuestra América Latina con la gran selva del Chocó andino, Llanuras del Orinoco, Amazonas, Chaco, Patagonia, Región Los Ríos.

La conciencia social sacudida por las crisis, caos económicos financieros y la ausencia de condiciones dignas para la sobrevivencia ve más lejos la proclama lírica de la Naciones Unidas que consideran que “el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano, esencial para el pleno disfrute de la vida y el ejercicio de todos los derechos humanos…

 

 

Es la hora inaplazable para las definiciones y las acciones consecuentes de los que amamos, luchamos por las causas justas de la humanidad; creemos en otro mundo posible pensado, construido con inteligencia colectiva desde nuestros espacios con realidades diversas, plurales, peculiares.

 

Quizá la persecución, violencia institucionalizada y exterminio de líderes sociales por la defensa del Ambiente nos atemorice y recluya en cenáculos académicos con cierta comodidad. Los informes anuales de las entidades humanitarias, dan cuenta de más de 12. 595 homicidios, asesinatos y liquidaciones extrajudiciales de hombres y mujeres que han liderado procesos de concientización, programas de preservación, procesos intensos

y exitosos con modelos de convivencia comunitaria en distintas partes de nuestra geografía del Abya-Yala. Como afirmó nuestra histórica Camarada Dolores Cacuango que enfrento la ignominia y maltrato del Estado, sin claudicar jamás; “…somos como paja del páramos que aunque nos corten, volvemos a brotar…” El PODER come miedo dijo Eduardo Galeano. Hace rato que la fragua de las luchas sociales nos curó de los miedos y recelos mezquinos. En los caminos por recorrer arreglemos las petacas.

 

 

Ramiro E. Mantilla V.

Escuela de Pensamiento Social.

Cátedra Fidel Castro. Ecuador.


Ramiro Mantilla "ENTRE LAS UTOPÍAS Y LAS ACCIONES". Artículo publicado en Diario en Norte del Ecuador el día 01 de junio del 2020 (Pag. 13)

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Municipalidad de Corral (Chile) otorga Gran Medalla San Sebastián de la Cruz a Sociologo Ramiro Mantilla Valencia del Ecuador

  • El año 2012 por unanimidad de los Integrantes del Concejo Municipal de Corral, se  ha instauró oficialmente la gran Medalla “Castillo San Sebastián de la Cruz de Corral”, máxima distinción que se otorga desde aquel año  a las personas que por sus altos méritos personales y profesionales  contribuyen al mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de la comuna puerto de Corral en la república de Chile. El alcalde Gastón Pérez puntualizó en aquella oportunidad (2012) que “En una de las caras de la medalla aparece la leyenda: “Historia, Libertad y Desarrollo” con los cual se hace referencia a los hitos que marcan en devenir de la comuna Puerto de Corral”.
  • En el marco del desarrollo del Seminario “Desarrollo  Sustentable y Turismo en Latinoamérica” efectuado el 20 de agosto del año 2019 en el Salón de Conferencias Deloitte  de la Facultad  de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Austral de Chile, Ramiro Mantilla Valencia, de profesión Sociólogo del Ecuador, recibió oficialmente la Medalla al Mérito San Sebastián de la Cruz, entregada por la Municipalidad de Corral a través su Alcalde Gastón Pérez y su Concejo Municipal”

 

Ramiro Enrique Mantilla Valencia

Director de Políticas Públicas Regionales de Fundación Recinatur

Ramiro Mantilla presenta estudios superiores en la Universidad de Chile (Facultad de Sociología), Universidad de Cordova (Argentina) en ingeniería Social, especialidad comunicación; Humbolt Universitat Zu Berlín (Alemanía) en planificación para la sustentabilidad y en la Academía de CC.SS  RFA Alemanía en Investigación Multidisciplinaria.

 

Actualmente es Director del centro Interpretativo MUNDO VIVO                      

 


En Boca de los Justos

Publicación Marzo 2013

Íbamos presurosos a la reunión con  autoridades de alto rango del Estado colombiano. Una amplia concurrencia de actores sociales y seres humanos ávidos de esperanzas se dieron cita en el salón principal de La Italia, Municipio de San José del palmar, Departamento del Chocó.


El retraso prolongado por la costumbre, nos situamos en la calle frente al salón principal; bajo un sol que quemaba el alma y la gente cavilaba, conversaba bajito, saludaba con mucho afecto a los parientes, amigos, vecinos de las veredas de la jurisdicción; por mi lado estaba atento a las manifestaciones cordiales recibidas sin pensarlo; así es nuestra gente del campo: buena, fraterna, humilde, generosa. Le sugerí a Juan Manuel Cuellar, Alcalde,  que invitara a todos a tener una conversación amplia sobre los planteamientos que se harían en semejante cónclave. Aceptó de buen agrado. Satisfacción general el sabernos visibilizados en los pareceres, demandas, coincidencias de ya no dejarnos sorprender con promesas vacías. En fin, se creó un clima de apertura crítica. El encuentro con la comitiva que ingresó al salón precedido de aires marciales, funcionarios sonrientes, oficiales y soldados en inequívoco aire defensivo; periodistas agenciosos, atentísimos a  los entornos humanos. Cámaras, flashes, grabadoras, proyecciones, trípodes, libretas, lápices, los detalles de un acto preparado con mucho cuidado a punto.


Con toda solemnidad se entonaron las sagradas notas de la canción patria. “Sean todos bienvenidos a nuestro corregimiento: autoridades civiles, militares, eclesiásticas, representantes de las asociaciones, magisterio, comunidad en general” vino de una voz pausada, nítida, fruto de tantos años de hablar palabras de fe. Continuó el sacerdote; “La población del corregimiento de La Italia está constituida por una minoría indígena, indigente, dispersa, sin cabildo ni territorio dedicados a vivir de jornal diario y en muchos casos de la solidaridad de la comunidad. Los indígenas, nuestros hermanos  mayores reclaman más atención de todos nosotros y de las organizaciones que los representan.


Encontramos también aquí, una buena representación de la comunidad afrodescendiente asentada en este territorio desde siglos atrás y quienes juntamente con la población indígena constituyen el sustrato más antiguo de esta región, esquina suroriental del departamento del Chocó.


A partir de los años 50 y siguientes, oleadas de colonizadores provenientes de Antioquia, el eje cafetero, El Valle y Caquetá también comenzaron a instalarse en este territorio haciendo esta región un lugar próspero y muy apetecido para vivir y trabajar.


Como población somos una pequeña síntesis de lo que es Colombia, un país pluriétnico, pluricultural. Los hombres de la Iglesia hemos acompañado con vocación misionera a las comunidades.


Por los años noventa y siguientes, cuando el narcotráfico se desplazó del sur de Colombia hacia la costa pacifica en búsqueda de nuevas rutas de comercialización hacia centro América y otros países donde la demanda era abundante;  comenzó  el calvario de esta región.


Con la llegada del narcotráfico, con unas rutas de comercialización aseguradas y una demanda en crecimiento, El Chocó, antes tierra amable y acogedora y remanso de paz, se convirtió en campo de batalla, su población desplazada y los campesinos desalojados de sus tierras.


Con el narcotráfico llegaron también los actores armados, en muchos casos bajo la mirada permisiva del Estado en lo que a paramilitares se refiere. Abundante fue la sangre derramada y estas montañas y cordilleras en las que antes sólo se escuchaba el canto alegre del hacha, de la rula y el machete, se llenaron con lamentos y el llanto de familiares y amigos por la masacre y desaparición de muchos de sus seres queridos. Muchos de ellos se encuentran sepultados en cualquier parte de estas montañas.


Es necesario recordar que muchos de los campesinos que se acostumbraron a vivir de los cultivos ilícitos, en un comienzo fueron constreñidos, obligados a hacerlo so pena de tener que dejar la región;  situación que fue con el tiempo dando paso a toda una cultura, a una mentalidad en la población de esta parte del municipio: la mentalidad coquera. Muchos de nuestros niños recitan mejor el proceso de la coca que las tablas de multiplicar.


Para recuperar el tiempo perdido, para que la relativa paz que ahora respiramos en la región y en nuestro corregimiento se consolide necesitamos el apoyo efectivo del Estado central, de los Ministerios, del Departamento. La administración municipal, nuestro Alcalde Juan Manuel hace lo que puede y más de lo que puede con el limitado presupuesto que dispone.


La erradicación como política del Estado no la podemos rechazar, pero los campesinos y sus familias no son herbívoros, no viven del ambiente, no son cuerpos celestes, necesitan de qué vivir mientras se restablece una economía lícita y sostenible.


No enumero aquí lo que pensamos serían los elementos a tener en cuenta por parte del Estado para consolidar en la región una economía sana y reconstruir en el campesinado una nueva mentalidad, ya que los mismos campesinos y sus organizaciones tiene sus propuestas y ellos la expresaran en algún momento de la reunión.


Cuando nos anuncian estas visitas, nuestros corazones se llenan de esperanza por un futuro mejor y la presencia de ustedes aquí aviva esa esperanza, pero, cuando parten en muchos queda la sensación de que nada pasará, que todo continuará igual debido en ocasiones anteriores se nos han hecho muchas promesas que se han quedado sólo en eso; en promesas. Estamos convencidos que esta vez no se repetirá la historia.


 


El paradigma Abya Yala. Algunas reflexiones

 Respondemos en creación y crítica; Jorge García y Ramiro Mantilla

El paradigma Abya Yala o de la vincularidad, está sustentado en una cosmovisión simbólica muy poco conocida, o como lo declaran algunos pensadores, desconocida; un desconocimiento que viene desde la misma conquista y que se mantiene hasta nuestros días; incluso lo es para los propios indígenas, quienes forman parte de esa racionalidad pero no la re-conocen, pues una cosa es el ser y otra el saber del ser.

 

La cosmovisión simbólica, que sustenta el mencionado paradigma, es plenamente vivencial, intensamente viva, en permanente construcción, se mantiene en un constante construirse y reconstruirse mediante la con-vivencialidad y ritualidad plenas; mantiene su propia forma de producción, intercambio y organización social, un corpus específico de conocimientos y técnicas comprendidas en el más amplio sentido de la palabra; tiene su propia racionalidad y axiología; así como su característica producción estética, ética (solidaridad) y elementos propios a las diversas culturas que la comparten (religión, idioma y territorio); conjunto de aspectos que en sus múltiples interrelaciones configuran este paradigma.

 

Esta racionalidad como plantea Josef Estermann tiene sus propios "mitos fundantes", diferentes desde luego al de otras racionalidades y en particular a la de occidente sostenida en el "logo centrismo". Esta racionalidad, concepto sobre el cual también hemos de debatir interculturalmente, no hace referencia a la "razón"  en específico, por ello podemos hablar de racionalidades en plural, lo estamos usando como un concepto "trans-cultural y trans-epocal", pensado como " … un cierto 'modo de concebir la realidad', una 'manera característica de interpretar la experiencia vivencial', un 'modo englobante de entender los fenómenos', un 'esquema de pensar', una 'forma de conceptualizar nuestras vivencias', un 'modelo (paradigma) de (re) presentar el mundo'" (Estermann, Filosofía Andina; 1998).

 

El paradigma Abya Yala a diferencia de otros, cuya base de generación y de organización del conocimiento es totalmente fragmentaria y mutilante, es una racionalidad fundamentalmente relacional, solidaria y vivencial; el "mito fundante" es el de la relacionalidad vivencial, de la vincularidad simbólica y no el del orden.

 

El concepto de la vincularidad simbólica, hace referencia más a la interrelacionalidad que a holismo;  a la perspectiva hologramática, en el sentido de la profunda relación entre las partes y el todo, no el todo como una nueva manera de reduccionismo.

 

Esto implica: reciprocidad, complementariedad, proporcionalidad y correspondencia. Si algo se asemeja al concepto de vincularidad en la cosmovisión occidental es el concepto de complejidad. La vincularidad se da en el marco de una cosmovisión de carácter múltiple, esto es en el seno de una unidad entendida como diversa, son los tejidos vivos que en conjunto, recíprocamente vinculados, se entretejen a sí mismos; es una percepción relacional en la cual todos los elementos están integrados, articulados, interconectados.

 

El arjé, el principio, es el vínculo, la relación que establece; el ser, el ethos es la vincularidad o, mejor aún, la vincularidad es el todo; se trata de una red de vínculos, articulaciones, relaciones, solidaridades, en un permanente en-redarse de un tejido relacional vivo, de una densidad relacional.

 

Por otro lado, este todo relacional es un todo explícito y concreto, implica diferentes formas extralógicas o, mejor, poli-lógicas diferentes (reciprocidad, complementariedad, proporcionalidad y correspondencia); el runa (ser humano), si no es vinculado, no existe, el ser es nudo de relaciones; la realidad misma es un entretejido de saberes y aconteceres interrelacionados; la vincularidad es la verdadera sustancia; todo es relación solidaria; la red de nexos y vínculos es vital.

 

La chakana, el puente cósmico articulador entre los diversos elementos de la unidad, es el vinculador, el interrelacionador de una compleja trama de interacciones entre las partes y el todo, que permite la existencia de las unas por medio de las otras; densa red de redes que se co-producen, que son co-constitutivas de la compleja trama de acontecimientos que en su conjunto definen la densidad, diversidad, textura, del paradigma Abya Yala.

 

La vincularidad se expresa en un cosmos vital, en un planeta vivo, en un runa fuertemente articulado a este ecosistema planetario vivo; muestra la perspectiva de interrelación, de solidaridad, de interconexión como principio vital.

 

El otro concepto clave de ésta racionalidad simbólica es el de runa, que hace referencia a la idea de individuo, de ser humano, de ser cósmico, de ser humano fuertemente arraigado en el tawantinsuyu. El runa, desde la racionalidad Abya Yala, como señala Estermann,  no es logo céntrico, ni grafo céntrico, su manera predilecta de ser es la ritualidad, la sensibilidad, el baile, el arte, el culto, la festividad; es transceptual.

 

El concepto de runa va más allá del de sujeto, hace referencia a la comunidad, a la humanidad, a la tierra-patria como dice Edgar Morín, al mismo cosmos vivo. El sujeto Abya Ayala es un sujeto colectivo, comunitario; el sujeto es el runa anónimo y colectivo (sin derechos de autor), con una herencia vivencial milenaria; el pensador, el sabio, el amawta, cuando habla, reflexiona, plantea, no es sino el "portavoz", el "partero" de esa colectividad.

 

El individuo como tal "no es nada" sino es en la comunidad, el sujeto vinculado es la comunidad, la "red de nexos", esa es la fuerza vital, constructora de realidad. El runa es SER - ESTAR - HACER al mismo tiempo y su vivencia tiene lugar dentro de un universo vivo, en el cual no hay nada inerte; por eso el runa habla, corazona, espiritualiza, sacraliza, vibra, con la tierra, con el sol, las plantas, los animales, la luna, las piedras, el cosmos.

 

De esta manera, el planeta vivo, la Pachamama, es el símbolo vivo de la vincularidad presente, es parte del curso de la vida, del orden natural, del cosmos vivo y bio-ético. Este símbolo vivo presenta una fuerte relación parte-todo; individuo-comunidad; comunidad-mundo; mundo-cosmos. Se trata de una racionalidad que conoce la realidad vitalmente, no "representativamente".

 

El paradigma Abya Yala observa activa y correlacionadoramente con todos los sentidos: el tacto, el olfato, el oído, el gusto, la vista; cada uno de ellos, dependiendo del momento y las circunstancias propias de cada paisaje vivo, será privilegiado sabiamente; por eso es que el runa "escucha la tierra, el paisaje, el cielo", siente la realidad; es una racionalidad emocio-afectiva (corazona), el runa piensa con el corazón y comprende a la realidad como interrelación, como tejido en conjunto y no como fragmentos a ser reificados según una cierta lógica lineal.

 

Conocer algo desde la racionalidad vinculadora, significa realizarlo celebrativamente y simbólicamente; se trata de una comprensión espacio-temporal al unísono: las categorías temporales no son pasado, presente y futuro, sino antes y después, sostenidos por un espacio fuerte en el ahora, el "poder del aquí y ahora".  Antes y después están co-presentes en un ahora, y en su conjunto o de manera individual, pueden estar arriba, aquí o abajo. El aquí y ahora es muy valorado por su fuerte vincularidad simbólica. Se plantea una noción de espacio-tiempo helicoidal, cíclico, por tanto lo que acaba da inicio a lo que comienza, se funde un antes en el futuro con un antes en el pasado. El futuro no es algo que viene y el pasado no es algo que se acumula detrás; en esa circularidad, es más bien el runa el que viene del futuro y va hacia el pasado. Lo bueno vivido (pasado) será el futuro que vendrá (mediante un pachakutic).

 

Desde esta racionalidad el tiempo-espacio es multidireccional; ñawpacha es un vocablo común para antes y después, el futuro está detrás y el pasado está delante. El pasado está presente en el tiempo actual de diferentes maneras (los antepasados siguen viviendo en la comunidad) y el después está detrás, es el paraíso perdido, la tierra sin males, y que está muy vivo. Es como si pasado, presente y futuro estuvieran muy pegaditos, muy articulados en el aquí y ahora, de ahí el poder del aquí y ahora y la posibilidad de co-habitar diversos mundos paralelos.

 

La idea de una unidad diversa, sustentada en una perspectiva múltiple, permite unas lecturas  complejas, unas interrelaciones variadas, una riqueza inagotable en la base misma del paradigma Abya Yala. Se trata de tensiones vinculares y solidarias complejas, desplegadas e implicadas de las más diversas maneras. Múltiples ciclos, análogos pero no idénticos ni antitéticos, son repeticiones cíclicas transformativas. Y que en su dinámica crían y recrean la vida permanentemente.

 

 



¿Para qué la Conducta ambiental?

El imperativo acto humano del momento, supera la condición de ser habitante, contribuyente, ciudadano, persona e individuo. La condición de género entra la encrucijada de la desaparición como especie en su totalidad.


No se trata de enlistar unas cuantas admoniciones moralistas, ni vacías expresiones de púlpito;  tampoco es el fanatismo de hijos de papito que quieran llamar la atención con pirotecnia verbalista que más saben a complejos de culpa ajena por supervivir en una sociedad cargada del más aberrante comportamiento, esclavizados de la compulsiva actitud consumista carente de reflexión y respuesta madura frente a la vida. Parecemos criaturas homogenizadas que repetimos consignas que saben a banalidad y superchería confiando en la astrología, las loterías y los golpes de buena suerte que nunca llegan; en definitiva especímenes parasitarios que no producimos. Conformamos la masa insulsa  que come y defeca.

 

Las facultades fundamentales que nos distinguen en el mundo animal y que construyen los paradigmas civilizatorios están en desuso, arcaicas, anacrónicas. Nos pasan los días, las semanas, los meses y los años.


Si miramos atentos con ojos críticos los tramos que  separan de la casa al puesto de trabajo; recorremos por un mercado de barrio;  un puesto de salud pública; el estadio de fútbol, las mecánicas, los almacenes de electrodomésticos, los parques recreativos; una iglesia con feligreses en procesión; una escuela de formación; los talleres artesanales; las tiendas de víveres; una vidriería, farmacia, bazar; carnicería, frutería, panadería, licorería; un café net; un prostíbulo camuflado, el salón de billar, la cantina bar; las ferreterías, almacenes de repuestos automotrices; un banco, intendencia, la defensoría del pueblo,  fiscalía,  control de taxis, paradas de buses; restaurantes en fila; botica, consultorios médicos, hospital, hotel, un pequeño parque …vendedores informales, griterío de choferes y controladores; pitos de policías; tubos de escape botando CO2 en grosería; la gasolinera, la llantera, vulcanizadora, mini y supermarket. Por ahí distante en compromiso la universidad.


Por la misma acera y en la vereda del frente otros sujetos históricos disímiles y con preocupaciones terrenales a cuestas. Niños presurosos llevando las tareas para el  implacable escrutinio docente; jóvenes que casi nunca sonríen atrapados por la incertidumbre; adultos con enormes responsabilidades sobre sus espaldas; ancianos que nos miran con sorpresa y lástima. Las piedras, el barro y el cemento atestigüa nuestra radiográfica contextura del día a día.

Salimos del aparente ambiente de paz que es nuestra casa; atravesamos el mundo real de los entornos vivos y nos instalamos en la rutinaria vivencia de un trabajo que nos carcome el alma; nos traga la tecnología con los celulares, las redes electrónicas, los microondas, las puertas magnéticas, las luces blanquecinas, los aromas sofisticados y por sobre todo lo material un mundo autómata, anónimo, hipócrita que hace de los seres humanos simples marionetas de la realidad concreta.


Somos campeones quejosos. Reclamamos los derechos sin ruborizarnos. Las responsabilidades sociales estás ausentes en nuestras certezas. La doble moral y el juicio de valor hecho estilete agudo. Preconizamos la libertad como baratija. Despilfarramos el tiempo. Trampeamos con la fe pública. Nos damos golpes de pecho como santurrones en los ritos. Presumimos de angelicales iconos meritísimos  para que nos homenajeen. Nos embadurnamos de halagos, adulos y prebendas. Usamos los recursos públicos para promocionar figuras de pacotilla. Vituperamos, juzgamos, condenamos, absolvemos, despreciamos, abusamos; ocupamos un lugar en el espacio sideral como lastre, semilla o suelo fértil. Somos seres humanos de carne y hueso simplemente.


¿Pesimista?  NO. Simplemente una constatación breve de las hechuras cuotidianas que nos engullen sin beneficio de inventario. Después todo fue nada.


Estamos viviendo a diario una trama que por ser dramática se vuelve oxígeno para sadomasoquistas personificados. Anulamos las capacidades de resolver problemas colectivamente con ingenio, por la conducta individualista empobrecedora.  Alimentamos inconscientes escenarios apocalípticos de los cuales medran los dueños del capital para satisfacer necesidades banales privilegiando el buen gusto de los imbéciles, confundiendo con lo estético, el arte y la perfección. Las ingentes ganancias sacralizadas por la depresión y el paraíso fácil pregonado no se cuentan en cifras, sino en reparto de los territorios sin escrúpulos carentes de ética.


Siempre quedaran cortas las iniciativas que sean simples destellos voluntaristas propias de negligentes y mercaderes de noveleras recetas que replican consignas ambientalistas sin desperdiciar la oportunidad de seguir medrando con glotonería de la biodiversidad; identidades, pueblos, culturas, especies animal y vegetal, fondo genético, recursos naturales.


El paso cierto de seres humanos consecuentes, que nos obliga el momento histórico es reconocer jurídica, política y culturalmente a la naturaleza como sujeto de derechos. El conocimiento, la producción de ciencia y tecnología para el  progreso social tienen profundas raíces ancestrales que saben que somos parte consustancial de la madre tierra.


La sociedad reclama valentía, audacia, agresividad en las acciones y ambición en las metas; los valores y los ideales se los consigue con una acción constante. La premisa a impulsar es: el que contamina, paga. Sin dilatorias ni acomodos al sistema donde funcionan las corruptelas en todos los niveles.  Basta darnos cuenta los personajes que desempeñan cargos públicos y direcciones de entidades ambientalistas emparentados con empresarios que usufructúan de la naturaleza con aforismo divino. No hay engaño: jamás desde los poderes tradicionales vendrán las políticas y correctivos que defiendan la naturaleza como bien de la humanidad.


Impulsar una gestión amplia, participativa, ciudadana donde los actores sociales  representen conglomerados productivos en todas las áreas que se manifiesten sin miedos y con propuestas que depuren los tinglados burocráticos de las entidades estatales y privadas que siguen enquistados creyéndose los pontífices de los preceptos ambientalistas, ecologistas, conservacionistas. Las conductas ambientales no es patrimonio exclusivo de académicos trasnochados, segregacionistas, elitistas. Tampoco tienen cabida, oportunistas que llegan al ejercicio de poderes locales aupados por intereses protervos de financistas de campañas electorales que después pasan factura engañando vilmente a los ciudadanos.


Las cifras y datos que arrojan las circunstancias que nos rodean son descomunales en contenido macabro. Los 10 países superdesarrollados del G10, al ritmo, estilo y condiciones de vida que tienen ahora, necesitan 20 planetas en los próximos 100 años para sostenerse en el despilfarro y banalidad que ostentan.  Las más grandes reservas de agua dulce del Chocó Manabí y la cuenca amazónica en Sudamérica están en la mira voraz de los combinados transnacionales de la minería y derivados acuíferos. Cada día se extinguen tres especies de seres vivos en el planeta. La superpoblación mundial es una bomba de tiempo que alienta guerras de destrucción masiva para superar crisis imperiales. La contaminación de las aguas, atmósfera y ruido cada vez nos embrutece sin límites. El tráfico de venta de patentes sobre semillas y especies vegetales genera  poder y ganancias. El mercado macabro de armamento produce cuantiosas utilidades.  Los pretextos de “intervención humanitaria” oculta verdaderos intereses  de apropiación de reservas energéticas. Los desastres naturales por el calentamiento global y la afectación de las placas teutónicas provocan dolor y muerte en amplios sectores de las sociedades de toda condición. Los manejos financieros, contables del gran capital no puede resistir un sinceramiento de sus registros so pena de un descalabro en los mercados y balanzas de pagos, comerciales y bolsas de valores.


Nos están acostumbrando al terrorismo mediático como alimento espiritual insustituible. El farandulismo sazonado con la judialización de la política es la comidilla infaltable en la mesa incluido el desayuno informativo. Las cadenas emitidas desde el poder gubernamental para convencernos que estamos en la patria de todos; Suena etéreo y pueril.  Lo rutinario recoge las migajas de la inteligencia emocional y somete cualquier posibilidad de innovación que rompa los moldes de los inmóviles. Los dueños de los medios de incomunicación nos ponen y quitan la agenda según sus cálculos mercantiles y domesticación para desideologizar a los ciudadanos. Los reencauchados pontífices, desvergonzados nos pintan sofismas que algún momento impresionan y someten la masa y el lumpen. La revancha de los dirigentes fracasados se manifiesta junto a los sicarios y asalariados que fungen de periodistas independientes con las prácticas carroñeras de la presencia como verdad absoluta, el rumor, la chabacanería y lenguaje de albañal en una farra vampiresca  donde el crápula dirige la orquesta.


El hacer conciencia del germen, causalidad, manejo, efectos y consecuencias de las otras conductas humanas es un gran paso para empezar a cambiar radicalmente las cosas. El identificar los intereses que representamos y los valores que perseguimos es avanzar decididos a encontrar nuestro destino que obligatoriamente se lo construye en solidaridad. El conocer, entender, interpretar y transformar la realidad desde lo coyuntural, estructural en el ser y deber ser pone aprueba nuestras más elevadas aspiraciones de vida que le da contenido y sentido a la existencia.  Las necesarias e intransferibles opciones a esta altura del camino son contundentes e indiscutibles.


De las duras y las maduras; tenemos un horizonte cargado de esperanza. Es la hora inaplazable de profundizar las reflexiones consensuadas y las acciones concertadas. Los retos de la humanidad para producir alimentos, energía renovable, mecanismos de desarrollo limpio ponen en movimiento el enorme dispositivo de conductas ambientales de seres humanos éticos en la extensión del concepto. La coherencia entre los decires y haceres son imperativos sin pretextos. Les invito ser parte de la minoría consecuente que nos jugamos la existencia por pensar y actuar contra corriente. De lo que estoy plenamente convencido, es que siempre vamos en la vanguardia los idealistas a los pragmáticos. Nuevamente estamos a prueba: ¿somos o no somos?


Favor,  respuestas concretas. Sin excusas de ineptos.

 

Ramiro E. Mantilla V.

UNP-C11-ACTIVO. OIP.

Sociólogo y Comunicador social.

Cátedra de periodismo de opinión ECOMS